Para cuando seas más grande

Hace mucho, mucho tiempo, casi dos años…  alguien vino y me dijo: “Vas a ser tío”, de más está decir que quien me informaba de la novedad era mi propia hermana – tu madre -. Ella estaba adornada por la fascinación de mi propio cuñado (un tipo regordete y de cuero cabelludo en extinción que sin dejar de serlo, claro está, es el hermano masculino que jamás tuve).

El caso es que cuando mi hermana vino y me dio semejante novedad, no dudé en pensar que, viste cómo es esto… a lo mejor…. quién te dice… y cómo imaginarlo.

Pasó el tiempo y ahí estás vos… invadiendo de juventud nuestra vida, demostrándonos a todos que no todo esta perdido, sino todo lo contrario. Ahora todos tenemos un proyecto de vida y es el de verte crecer; apostar a llegar a bien viejos para darte todo lo que te mereces desde tu sonrisa por ahora desdentada.

Seguramente, cuando seas más grande, tenga la oportunidad de contarte un poco en relación a lo que fueron el Baby y el Richard (tus abuelos), de momento sólo voy a decirte que los dos “machazos” que fueron, hoy estarían mariconeando ante tu sola presencia.

¡Nene! Hoy, con tus seis meses de vida, tenés un “harem” de personas de más de treinta años pendientes de vos. Podría contarte un par de cosas de tu madre y tu padre (que los conozco hace tiempo), pero corro con el riesgo de que ellos te cuenten un par de cosas que tengan que ver conmigo (no fui, ni soy un santo precisamente), con lo cual, voy a dejar que vos mismo te vayas dando cuenta de que tus padres son lo mejor que te pudieron tocar en suerte.

Tardaste en venir, no querías salir… se nota a la legua que estabas demasiado cómodo donde estabas. Quizás por la Intranet uterina supiste que el mundo no era tan cómodo como la bolsa que te dio tu madre. Quizás supiste vía MSN,  que en este gran estadio que es La Tierra, estamos llenos de garcas que nos vienen constantemente con los dos pies para adelante y que el árbitro no les pone ni siquiera una amarilla. Eso es algo con lo que vas a tener que luchar día a día, pero es bueno que sepas que vas a contar siempre con tu tío, Maldito Duende, para darte la mano necesaria en el momento justo, como lo hubieran hecho cualquiera de tus dos abuelos y, como sin duda, lo harán tus abuelas día a día.

Crecé sano, viví sin complejos… no podrás escaparte del dolor ni de las desilusiones, al fin y al cabo si ellas no existieran, no te podrías dar cuenta de que existen las ilusiones y el amor. Tenés una “troupe” de gente pendiente de vos que te amamos y que vamos a dar cada segundo de nuestra restante existencia para que vos seas (y te sientas) la mejor persona de esta muy deteriorada humanidad.

Tu tío, Maldito Duende…. Fernando A. Narvaez